En la actualidad el delito se ha elevado
en números y en intensidad, los medios
de comunicación han puesto de moda a algunos delincuentes dándole proyección a
sus actos más despiadados. Estos, y otro sin fin de fenómenos son los que le
han estado dando forma al entorno criminal o delictivo del país. Pero la
pregunta que tenemos que hacernos es ¿Qué estamos haciendo desde nuestra
familia para cambiar la situación?, es decir, hoy la gente critica, ataca, y
reprocha sin argumento a los gobiernos, solo con el calor del sentir
generalizado guiado por la percepción
del entorno. Y quizás si tengan gran responsabilidad los gobiernos, en sus tres
niveles, ya que una parte de los factores que influyen para la comisión de
conductas criminales están en sus manos. Al exigir se debe hacer con argumentos
duros, y de la mano con esa coherencia que debe haber entre lo que decimos y lo
que hacemos. El comenzar
con las conductas propias es un buen punto de partida para lograr ese
equilibrio familiar que hoy en día sabemos que es clave para prevenir las
conductas antisociales, la familia es medular en la adecuada formación para el
comportamiento de un individuo en sociedad.
Se han llevado a cabo entrevistas a miles de
delincuentes del sistema penitenciario de Baja California, donde se encontró
que casi la totalidad de ellos venían de hogares disfuncionales y buscaban en
las calles la aceptación que no tenían en casa.
De ahí la importancia de un entorno familiar funcional.
“El valor y los principios de la ética familiar…. no tiene precio”…Dr.
Cureces Ríos
En la actualidad, dentro del seno familiar se
han distorsionado dramáticamente valores que son indispensables para una
formación moral sólida que le permita al individuo tener una adecuada
percepción y comprensión de lo que sucede en su entorno. Si queremos prevenir
conductas antisociales desde la familia, debemos trabajar en los valores y el
adecuado uso de la libertad, dentro de estos valores podemos mencionar algunos
como: la generosidad, la responsabilidad, el respeto, la justicia, la lealtad,
la autoestima, tolerancia, entre otros. Cabe señalar que estos valores no solo
se platican, sino que deben ponerse en práctica como conducta diaria para que
logren impregnarse en el vivir del individuo. Para esto, los padres juegan un
rol importantísimo ya que son los que guiaran en la práctica a los demás
integrantes de la familia (hijos) sirviendo como modelos de conducta.
El darles la adecuada atención a nuestros hijos
desde una temprana edad es primordial para su crecimiento y formación, desde
pequeños podemos ir dándoles herramientas para no caer en conductas criminales,
cuidando detalles como la comunicación, el que no tengan modelos de violencia o
adicciones, la inteligencia emocional, la disciplina, el respeto a la autoridad,
entre otros. A sabiendas de que la conducta antisocial es multifactorial, y que
con esto no erradicamos otra parte de esos factores que influyen a la comisión
de un delito o conducta antisocial, de alguna manera si vamos a blindar de
dichos factores exógenos que no están en nuestras manos, y a futuro nos va
alejar de problemas tan actuales y tan impregnados en nuestra sociedad como las
adicciones, el narcotráfico, las pandillas, el robo, la violencia, por
mencionar algunos.
Quizá esta no sea la fórmula para salvar al
mundo, pero si es una idea de cómo podemos, desde nuestra trinchera, ayudar y
proteger a los que más queremos, y al lograrlo también aportamos nuestro
granito de arena para formar de manera adecuada a las generaciones del futuro, ya que la familia es la base de toda sociedad.
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