lunes, 11 de febrero de 2013
PELMATOSCOPIA
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miércoles, 6 de febrero de 2013
EU militariza lucha contra narcotráfico
Los tripulantes del barco
USS Underwood vigilan con sus lentes de visión nocturna y detectan una lancha
arrojando paquetes por la borda.
Clarissa Carpio, una
oficial de la Guardia Costera de Estados Unidos, prepara su ametralladora y se
monta en una lancha junto con dos colegas y cuatro marineros sin armas. Oriunda
de San Francisco y con 23 años de edad, Carpio está lista para el combate. Es
su primera misión en el exterior, pero fue entrenada precisamente para la lucha
antidrogas.
El despliegue es evidencia
de que Estados Unidos está militarizando la lucha contra los carteles de la
droga en Latinoamérica, en su más costosa iniciativa en la región desde el fin
de la Guerra Fría. Ha gastado más de 20.000 millones de dólares en ello en la
última década.
Tropas del Ejército, la
Fuerza Aérea, la Armada y la Guardia Costera están siendo empleadas para
perseguir, detectar y capturar a contrabandistas de drogas.
La sofisticación y la
violencia de los carteles es tal que los militares estadounidenses entrenan no sólo
a las fuerzas del orden de países latinoamericanos sino también a sus fuerzas
armadas, con costosos equipos, radares, aviones, barcos, aeropuertos y bases de
abastecimiento, todo con el fin de detener el flujo de drogas que va de
Sudamérica hacia Estados Unidos.
Según fuentes del
Pentágono y del Departamento de Estado, la lucha contra las drogas se ha
convertido en un asunto de seguridad nacional porque los narcóticos conllevan
plagas como la corrupción, el daño a las democracias y el terrorismo.
El director antidrogas
estadounidense, Gil Kerlikowske, dice que la estrategia está dando frutos, y
señala como prueba la sustancial disminución de la violencia y producción de
cocaína en Colombia.
“Los resultados han sido
históricos y han tenido grandes implicaciones, no sólo para Estados Unidos y el
Hemisferio Occidental sino para el mundo entero”, dijo Kerlikowske en una
conferencia el año pasado.
La AP revisó documentos
sobre exportaciones de armas, contratos militares, cifras de ayuda militar y de
maniobras armadas en la región, detectando una estrategia de guerra que se
inició en Colombia, se trasladó a México y es ahora enfocada en Centroamérica,
donde los brutales criminales son el símbolo de un enemigo a quien no le
importa la ideología sino el dinero.
Estados Unidos autorizó
la venta de 2.800 millones de dólares en fusiles, satélites, equipos de radar y
gases lacrimógenos a países del Hemisferio Occidental en el 2011, una cifra sin
precedentes y cuatro veces lo que era 10 años atrás, según cifras del Departamento
de Estado.
En esa misma década, los
contratos de defensa aumentaron de 119 millones de dólares a 629 millones, para
financiar una amplia gama de equipos como cascos a prueba de bala para el
ejército mexicano y pistas de aterrizaje en Aruba, según cifras oficiales. El
año pasado 830 millones de dólares — casi 9 de cada 10 dólares en ayuda
policial y militar enviada a la región — fueron para la lucha antidrogas, un
aumento de 30% en una década. Muchas fuentes en las agencias de la ley — como
la DEA, el ICE y el FBI — aplauden la nueva estrategia, pero otros opinan que
militarizar la lucha en una región de frágiles democracias e instituciones
corruptas podría agravar la inestabilidad política son hacer mella en una
industria que según la ONU, produce 320.000 millones de dólares anuales.
El congresista Eliot
Engel, demócrata por Nueva York y presidente del Subcomité de la Cámara de
Representantes para Asuntos del Hemisferio Occidental los últimos cuatro años,
denuncia que los esfuerzos apoyados por Estados Unidos de combatir a los
carteles mexicanos sólo ha logrado hacerlos “más fuertes y más violentos”, y ha
anunciado planes para presentar una evaluación sobre las gestiones
antinarcóticos.
“Miles y miles de
millones de dólares de los contribuyentes estadounidenses se han gastado
durante años en el combate a los narcotraficantes en Latinoamérica y el
Caribe”, declaró. “A pesar de tanto esfuerzo, hemos tenido pocos resultados
positivos”.
___
En todo momento hay unos
4.000 soldados estadounidenses en Latinoamérica y cuatro buques de la Armada de
Estados Unidos a lo largo de ambas costas de Centroamérica. Pilotos de la
Fuerza Aérea volaron más de 46.400 horas en misiones antidroga en el 2011, y
agentes de por lo menos 10 agencias de la ley de Estados Unidos están en
funciones en todo el continente.
Las fuerzas
estadounidenses entrenan a miles de soldados latinoamericanos y usan costosos
equipos de radar para espiar a los carteles de la drogas, interceptar sus
envíos y arrestar a sus cabecillas.
Pero no es fácil. Los
narcotraficantes mueven la droga cada año con 11.000 vuelos, y cientos de
lanchas y sumergibles. Sacan la cocaína del único lugar donde es producida,
Sudamérica, y la meten donde es más codiciada, el mercado estadounidense.
Un problema eterno es que
en muchos de los países de la región la policía es muy débil o corrupta y los
gobiernos han recurrido a las fuerzas militares para combatir a los narcotraficantes,
lo cual a veces ha degenerado en violencia. Las fuerzas armadas tienen como
misión el combate y para ello son entrenadas, mientras que a los cuerpos
policiales se les enseña a hacer cumplir las leyes.
“Es lamentable que los
militares tienen que estar involucrados en misiones que les corresponden a las
fuerzas del orden”, opinó Frank Mora, el subsecretario saliente de defensa para
asuntos del Hemisferio Occidental. Pero al mismo tiempo reconoce que muchos
gobiernos no tienen opción.
“No podemos darles la
espalda a estos gobiernos o a estas instituciones sólo porque se encontraron en
esta situación en que se vieron obligados a usar sus fuerzas armadas”, dijo
Mora.
Añadió que ello no
implica que la guerra antidrogas se está militarizando, aseverando que el rol
del Departamento de Defensa, por ley, es sólo de vigilar y detectar. Son
agentes de las fuerzas del orden, como del Servicio de Aduanas y Protección de
Fronteras o la Guardia Costera, los responsables de realizar los arrestos.
Pero Estados Unidos está
desplegando fuerzas militares también. No sólo está la Cuarta Flota en el
Caribe, el Pacífico y el Atlántico sino que la Infantería de Marina fue
despachada a Guatemala el año pasado, y hay efectivos de la Guardia Nacional en
Honduras.
El gobierno
estadounidense califica estos despliegues de misiones importantes que dan
buenos resultados. Cientos de miles de kilos de cocaína son confiscados cada
año en ruta hacia Estados Unidos, y el Departamento de Defensa estima que unas
850 toneladas métricas de cocaína salieron de Sudamérica el año pasado rumbo a
Estados Unidos, un descenso de 20% en un apenas un año. El estudio más reciente
muestra una significativa reducción en el consumo de cocaína, de 2,4 millones
de consumidores en el 2006 a 1,4 millones en el 2011.
A bordo del Underwood, la
tripulación tenía clara la misión. El buque ha ganado reconocimiento oficial
por sus exitosos decomisos de marihuana y cocaína.
Vigilando las aguas desde
la cubierta del barco, el equipo de Carpio detectó un primer paquete de
cocaína. Y entonces, tras dos semanas y media surcando las aguas del Caribe en
busca de narcotraficantes, detectaron otro paquete, y luego otro y otro. “En
total hallamos 49 paquetes”, dijo Carpio en una entrevista a bordo del barco.
“Fue asombroso ver esa cantidad de paquetes flotando juntos en el mar”.
Los paquetes, envueltos
en gruesa tela negra y blanca, eran tan pesados que Carpio apenas podía
levantarlas del agua. Más tarde, las autoridades dijeron haber confiscado
cocaína por un valor de 27 millones de dólares.
___
La estrategia
estadounidense actual empezó en Colombia en el 2000, con el llamado Plan
Colombia, una iniciativa que duró ocho años a un costo de 7.000 millones de
dólares para detener el flujo de la cocaína proveniente de allí. Durante ese
tiempo, las fuerzas policiales colombianas, en colaboración con agentes de la
DEA, lograron capturar a varios cabecillas de los carteles aunque la violencia
un estimado de 44.000 muertes.
Pero como consecuencia de
los éxitos en Colombia, los narcotraficantes trasladaron sus cultivos a países
como Perú y Bolivia, y los envíos dejaron de hacerse por la Florida y en lugar
de ello pasaron por la frontera con México.
Fue entonces que en el
2008 se lanzó la Iniciativa Mérida, a un costo de 1.600 millones de dólares
para cuatro años. Ocurrió lo mismo: los cabecillas criminales fueron
capturados, pero se incrementó la violencia a medida que los carteles se
peleaban las rutas. Se estima que unas 70.000 murieron en seis años.
Los capos de los carteles
mexicanos, ante la nueva ofensiva, voltearon la mirada Centroamérica, donde los
gobiernos son más débiles y las fuerzas policiales tienden a ser más corruptas.
“Ahora súbitamente, la
tendencia se ha revertido”, opina Brick Scoggins, quien dirige las operaciones
del Departamento de Defensa en la mayor parte de Latinoamérica y el Caribe. “Yo
diría que los países más al norte como El Salvador, Honduras, Guatemala y
Belice son ahora el centro de atención”.
La iniciativa más
reciente es la Iniciativa para la Seguridad Regional de Centroamérica, que
incluye la Operación Martillo, una operación que lleva un año y que es
coordinada por Estados Unidos. La iniciativa no tiene fecha de conclusión y se
enfoca en las costas centroamericanas, donde pasa el 90% de las 850 toneladas
métricas que van hacia Estados Unidos.
Como parte de la
Operación Martillo, 200 marines comenzaron a patrullar la costa occidental de
Guatemala en agosto, con helicópteros que sobrevuelan las aldeas en la
oscuridad de la noche en busca de los submarinos que usan los narcotraficantes
y sus cargamentos de droga. La operación cuenta también con tecnología
ultramoderna para interceptar y analizar las comunicaciones entre los
narcotraficantes.
El subsecretario de
Estado William Brownfield, director de la Oficina de Asuntos sobre Lucha contra
el Narcotráfico Internacional, vaticina que la represión en Centroamérica
llevará a los criminales a trasladar sus esfuerzos al Caribe.
El objetivo, comentó, es
hacerle tan difícil la tarea a los carteles que eventualmente desistan de
tratar de enviar drogas a Norteamérica, donde el consumo de cocaína está
disminuyendo. Los traficantes se verán obligados a buscar mercados más fáciles
y de mayor crecimiento como en Europa o África.
Brownfield sostiene que
casi toda la cocaína de Perú y Bolivia pasa por Brasil y Argentina rumbo a
Europa Occidental. La mayoría de la cocaína que llega a Norteamérica llega
desde Colombia, expresó, donde la producción parece estar disminuyendo
rápidamente, de 700 toneladas métricas en el 2001 a 195 toneladas métricas hoy,
aunque los estimados varían.
Si la iniciativa se torna
violencia, insistió, ello es indicio de que la estrategia está dando frutos.
“El derramamiento de
sangre tiende a ocurrir y aumentar cuando estas organizaciones — que son
grandes, poderosas, ricas, extremadamente violentas y potencialmente
sangrientas … caen bajo cierto grado de presión”, comentó.
Pero la estrategia ha
resultado contraproducente cuando los otros países resultan demasiado
inexpertos o corruptos.
En México, por ejemplo,
Estados Unidos está tratando de profesionalizar a la policía federal. Pero el
programa quedó cuestionado cuando policías mexicanos intercambiaron disparos en
el Aeropuerto Internacional Benito Juárez, dejando tres muertos.
En agosto surgieron más
críticas cuando dos oficiales de la CIA que viajaban en una camioneta de la
embajada en Ciudad de México fueron emboscados por policías federales mexicanos
que trabajaban para un grupo criminal. El vehículo quedó acribillado con 152
balazos y los oficiales resultaron heridos.
http://www.animalpolitico.com/2013/02/eu-militariza-lucha-contra-narcotrafico/
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